CABECERA

função

martes, 5 de marzo de 2013

Interesante reflexion


El comportamiento ético del ser humano debería basarse suficientemente en la simpatía, educación y los lazos y necesidades sociales; no es necesaria ninguna base religiosa. El hombre verdaderamente estaría en un pobre camino si tuviera que ser reprimido por miedo al castigo y por la esperanza de una recompensa después de la muerte.

Sólo los inseguros ansían la seguridad.


Puede que seas un experto de la seguridad, un individuo que evita lo desconocido en aras de saber siempre dónde va y qué puede esperar al llegar allí. La educación en nuestra sociedad tiende a entrenarnos desde muy temprana edad para que seamos cautelosos estimulando la prudencia y la precaución a expensas de la curiosidad; la seguridad a expensas de la aventura. Evita lo dudoso, permanece en las áreas que conoces; no te aventures jamás en lo desconocido. Estos mensajes tempranos pueden convertirse en barreras psicológicas que entorpecen de mil maneras diferentes tu realización personal y tu felicidad en los momentos presentes.

Albert Einstein, un hombre que dedicó su vida a la exploración de lo desconocido, dijo en un artículo titulado “Lo que yo creo” en Forum (octubre 1930).

La experiencia más hermosa es la de lo misterioso. Ésa es la verdadera fuente de todo arte y toda ciencia.



Todos. Nadie se libra. Tanto los que lo tienen todo claro en la vida y derrochan seguridad, como los que dudan, los que pasan de todo, y los que piensan más de la cuenta. Absolutamente todos, hasta los más valientes tienen miedo de algo. Y ese algo parece convertirse en denominador común para todos los mortales… ¿De qué se trata?

Lo ideal para muchos, quizás también para ti, sea tenerlo todo bajo control. El hecho de poder saber qué va a pasar nos da seguridad, no en cada momento porque entonces la vida perdería gran parte de su gracia, pero es cierto que el tener una mínima idea de qué se nos viene encima nos ayuda a prepararnos mentalmente y a creernos, aunque sea sin fundamento, que estamos mejor preparados para afrontar cualquier situación para así no tenerle miedo a lo desconocido.


Preocuparse en exceso antes de afrontar cualquier situación no ayuda en absoluto, sino que resulta innecesario y prejudicial. Para superar el miedo a lo desconocido, como cualquier otro tipo de miedo, lo ideal es tirarse al agua, por muy fría que esté. Afrontar es la única manera.

No hace mucho llego a mis manos un relato de un autor anónimo que me llamo la atención y que a continuación lo comparto con vosotros, espero que, también, para vuestro deleite.



En el vientre de una mujer embarazada se encontraban dos bebés. Uno pregunta al otro:

-¿Tú crees en la vida después del parto?

- Claro que sí. Algo debe existir después del parto. Tal vez estemos aquí porque necesitamos prepararnos para lo que seremos más tarde.

- ¡Tonterías! No hay vida después del parto. ¿Cómo sería esa vida?

- No lo sé pero seguramente... habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y nos alimentemos por la boca.


- ¡Eso es absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer por la boca? ¡Eso es ridículo! El cordón umbilical es por donde nos alimentamos. Yo te digo una cosa: la vida después del parto está excluida. El cordón umbilical es demasiado corto.



- Pues yo creo que debe haber algo. Y tal vez sea sólo un poco distinto a lo que estamos acostumbrados a tener aquí.




- Pero nadie ha vuelto nunca del más allá, después del parto. El parto es el final de la vida. Y a fin de cuentas, la vida no es más que una angustiosa existencia en la oscuridad que no lleva a nada.

- Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del parto, pero seguro que veremos a mamá y ella nos cuidará.

- ¿Mamá? ¿Tú crees en mamá? ¿Y dónde crees tú que está ella?

- ¿Dónde? ¡En todo nuestro alrededor! En ella y a través de ella es como vivimos. Sin ella todo este mundo no existiría.

- ¡Pues yo no me lo creo! Nunca he visto a mamá, por lo tanto, es lógico que no exista.

- Bueno, pero a veces, cuando estamos en silencio, tú puedes oírla cantando o sentir cómo acaricia nuestro mundo. ¿Sabes?... Yo pienso que hay una vida real que nos espera y que ahora solamente estamos preparándonos para ella...

¿Es así como podríamos interpretar nuestra existencia?. ¿La secuencia que representa la vida y la muerte?.


La existencia de la vida después de la muerte es una pregunta universalmente hecha por la humanidad. Según las sagradas escrituras, Job habló por todos nosotros cuando preguntó, “El hombre nacido de mujer, corto de días y hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece...si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” (Job 14:1-2, 14).


Como Job, casi todos nosotros hemos sido desafiados por esta pregunta. ¿Qué exactamente nos sucede después de morir? ¿Dejamos de existir simplemente? ¿Es la vida una puerta giratoria de la que se sale y se regresa a la tierra a fin de alcanzar la grandeza personal? ¿Vamos todos al mismo lugar, o vamos a diferentes lugares? ¿Hay realmente un cielo y un infierno?


LA CIENCIA CONFIRMA QUE HAY VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE.

Después de siglos de rebatirlo, la ciencia ha confirmado que la vida no acaba con la muerte, sino que es una realidad intemporal y alocal; una realidad espiritual, hoy llamada cuántica. Desde el XVI Congreso Internacional del IANDS (International Association for Near-Death Studies, Asociación Internacional de Estudios Cercanos a la Muerte), la institución científica más importante en la investigación de las experiencias cercanas a la muerte (ECM), celebrado en el año 2006 en The University of Texas M.D. Anderson Cancer Center de Houston (Texas, EE.UU.), ha quedado demostrado científicamente que la vida continúa después de la muerte, como revelan los estudios en pacientes que han vuelto a la vida tras una muerte clínica. Las experiencias de muerte clínica (ECM) se dieron a conocer en 1975 a partir de los trabajos del psiquiatra Dr. Raymond A. Moody, en su famoso libro Vida después de la vida. Ahora, más de 30 años después, un elenco de prestigiosos médicos y científicos de diversas disciplinas han revisado los estudios realizados a lo largo de 30 años, llegando a esa conclusión revolucionaria: ¡la vida después de la muerte es un hecho científico!


"Cielo e infierno, verdades de Dios" es el título del nuevo libro de la famosa escritora española María Vallejo-Nágera, en el que trata, también, las experiencias en el umbral de la muerte. El libro ha venido a llenar un vacío entre el público católico, tras muchos años de olvido de las "postrimerías" y de desdén por las experiencias en el umbral de la muerte. Con gran valentía, esta joven autora aborda el tema basada en testimonios actuales, así como en los de místicos y santos de otros tiempos y en lo que de ello dice la Biblia. 

Vivimos, pensamos, obramos, he aquí lo positivo: moriremos, esto no es menos cierto. Pero dejando la Tierra, ¿a dónde vamos? ¿Qué es de nosotros? ¿Estaremos mejor o peor? ¿Seremos o no seremos? Ser o no ser: tal es la alternativa, es para siempre o para nunca jamás, es todo o nada, viviremos eternamente o todo se habrá concluido para siempre. Todos sabemos que nacemos, - podemos crecer y envejecer – pero siempre nos morimos. Convivimos a diario con la idea de muerte en los medios de comunicación, en los fallecimientos de personas conocidas o de familiares. Sin embargo, tales sucesos siempre nos sorprenden como si no formaran parte de la naturaleza, como si ese no fuera el destino que nos espera a todos, y nos recusamos a hablar sobre el tema con la profundidad necesaria, en un intento hasta infantil de ignorarlo o alejarlo de nuestra realidad existencial.

Platón defendía la idea de que el alma seguía existiendo tras la muerte del cuerpo. Para él, el cuerpo era la cárcel del alma, así que morir nada mas que alcanzar la libertad.